La propiedad intelectual engloba todo tipo de creación original literaria, artística o científica, expresada en cualquier medio o soporte. En el ámbito de las Nuevas Tecnologías e Internet, nos referiremos principalmente a los programas de ordenador, bases de datos, páginas web (incluyendo su diseño y organización, textos, imágenes, aplicaciones,…), contenidos multimedia, así como a todo tipo de proyecto o diseño, en la medida en que se puedan plasmar en algún tipo de soporte o medio. Por otro lado, las denominaciones, logotipos o invenciones se protegen como marca o patente (propiedad industrial). Al lado de las marcas podemos situar los nombres de dominio, en la medida en que pueden entrar en conflicto.
La vulnerabilidad de los contenidos digitales y los rápidos avances tecnológicos recomiendan que se articulen medios legales y técnicos para proteger estos bienes. Por ejemplo, las facilidades de manipulación de este tipo de contenidos recomiendan el desarrollo de pruebas de titularidad para, llegado el caso, ejercer nuestros derechos en una posición más ventajosa.
Un adecuado asesoramiento jurídico previo previene posibles daños derivados del robo de proyectos o secretos comerciales, vulneración de acuerdos de confidencialidad, plagio, piratería informática, utilización indebida de marcas o violación de patentes.