Hace ya más de un mes que tuvo lugar la segunda Creative Commons Technology Summit, esta vez en la sede del MIT en Boston, centrándose en aplicaciones de web semántica al ámbito de los derechos de autor, así que debería haber hablado de esto hace tiempo.
Seis meses después de la anterior sesión, los avances son considerables. Como propuestas más interesantes: el sistema para detectar la violación de licencias CC en imágenes de Flickr que presentó Oshani Seneviratne (MIT), que por medio de código embebido permite hacer una llamada a una herramienta de validación que muestra el incumplimiento de los términos más básicos de la licencia; la presentación de FairShare, un servicio de Attributor con un propósito similar, al realizar un seguimiento de cómo usan terceros los contenidos bajo una licencia copyleft (de momento sólo las de CC, pero se prevé ampliarlo); y las nuevas aplicaciones de RDFa -ya una recomendación del W3C-, por parte de Ben Adida (Harvard University), como estructura de soporte de conceptos legales que posteriormente puedan comprender y procesar las aplicaciones informáticas. Esto es, máquinas entendiendo el Derecho.
Por parte de Safe Creative, Registered Commons y Creative Commons se presentó Open Standards for Copyright Registries Interoperability, una plataforma para la definición de estándares entre registros de propiedad intelectual, estableciendo puntos en común legales y técnicos en cuanto a la configuración y anotación interna de los derechos que se inscriben, todo ello para permitir el reconocimiento cruzado y la interoperabilidad entre ellos y un mejor acceso e identificación de los derechos correspondientes a las obras. Visto lo visto, había que pensar en un organismo neutral y abierto para juntarlos a todos.
Pero lo mejor es el paso trascendental que ha dado Creative Commons con CC Network (vean la presentación en pdf), lanzado el pasado mes de octubre, lo que viene a ser un registro de obras y derechos de propiedad intelectual (y de pago). La identificación del autor se realiza con Open ID, y funciona asociando la URL correspondiente a la obra con su título y la licencia (similar, aunque mucho más simple, que el servicio gratuito de Coloriuris), generándose posteriormente una etiqueta semántica informando de lo anterior para su inclusión en el sitio web de referencia.
La mejora respecto a lo actual, que no es más que la inclusión de una pegatina genérica y sin información, es considerable, con la ventaja de que se delimita cómo deberá reconocerse la autoría (con un enlace). Cierto que Open ID no es lo más fiable, que esto propiamente no es un registro (no se deposita ni CC accede en ningún momento a la obra sino a una dirección donde ésta se encuentra), obviándose por tanto todo cambio en los contenidos bajo dicha URL, pero es el principio. Por otro lado, esto puede dejar en una situación de incertidumbre a toda una comunidad que viene utilizando el sistema inicial de Creative Commons, confiando en su validez, fiabilidad y garantías.
Pero lo más importante es que supone un reconocimiento inequívoco del papel e importancia de los registros de propiedad intelectual, más si cabe en el contexto de la Sociedad de la Información, apuntándose por dónde irán los tiros.
Así que coincido con Andy Ramos en que este año se verán muchos cambios.
Solo conozco a un compañero que se haya acogido a la protección del C.C. para trabajos muy elaborados colgados en la red que guardan relación con el examen MIR; un tema que como sabes mueve muchos millones
Él no ha tenido problemas (hasta ahora) en ese sentido