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La publicidad de los abogados en Internet

En Slashdot se comentaba hace poco que en Nueva York se está planteando que el uso de sitios web, entre los que se incluirían las bitácoras, sea considerado una actividad publicitaria. Dado que la publicidad de los abogados está sujeta a un control por parte de los colegios profesionales, parece ser que ello obligaría a informarles cada vez que éstos actualizaran su blog.

En España, el tema de la publicidad de los abogados ha sido muy controvertido y todavía para algunos no está demasiado claro pese a las resoluciones judiciales sobre la materia. En 1997 se aprobó por el Consejo General de la Abogacía un Reglamento de Publicidad que establecía importantes restricciones como el tamaño de la placa en el portal, el número de anuncios en prensa, las imágenes que podían utilizarse o los contenidos de dichos anuncios, y que exigía una autorización de la Junta de Gobierno previa a toda actividad publicitaria. Pero por esas fechas se publicó la Ley 7/1997, de 14 de abril, de liberalización del suelo y de los Colegios Profesionales (todo junto, oigan), que supuso una apertura en el ejercicio de las profesiones colegiadas, que de ahora en adelante se regirían por la libre competencia. Un abogado impugnó el mencionado Reglamento y obtuvo una resolución favorable del Tribunal de Defensa de la Competencia, declarando dichas limitaciones prohibidas, que posteriormente fue recurrida. La Audiencia Nacional estimó parcialmente el recurso del Consejo y le retiró la sanción económica impuesta, pero se mantuvo la declaración respecto al Reglamento.

Lo que se plantea es si, en primer lugar, tener un sitio web con información sobre los servicios y áreas de práctica, y además una bitácora, puede considerarse una actividad publicitaria, y si se mantiene el régimen de autorización previa a la Junta de Gobierno, que todavía figura en el apartado cuarto de las Normas de Ordenación de la Actividad Profesional de los Abogados que me he encontrado entre la normativa profesional de mi colegio.

Sobre el sitio web, no lo tengo muy claro. No es lo mismo eso que publicar un anuncio en un medio de comunicación, pero no me parecería extraño que se considerara publicidad en la medida en que ofrezco mis servicios, aunque es verdad que para verlos hay que ir directamente a buscarlos. Y la bitácora, por otro lado, me parece la realización óptima de la función social de la abogacía en la era digital, como acertadamente se indica en el título del blog de Javier de la Cueva, así que, aún a pesar de ser una herramienta de Marketing, también hay ahí una labor de acercamiento del Derecho a los ciudadanos que debería tenerse en cuenta.

Pero respecto a lo segundo, la jurisprudencia y la ley son claras, así que aún cuando no se haya modificado dicha normativa hay que interpretarla conforme a los principios de libre prestación de servicios, luego aún cuando lo anterior fuera publicidad, en mi opinión no hay que solicitar autorización a la Junta de Gobierno ni debemos entender aplicables las restricciones vigentes más allá de lo que establecen las normas sobre publicidad, competencia desleal o deontología profesional.

Y según esto último, sepan que el abogado, de acuerdo con el Código Deontológico, no puede realizar publicidad que suponga:

a) Revelar directa o indirectamente hechos, datos o situaciones amparados por el secreto profesional, protegido constitucionalmente, motivo por el cuál al abogado hay que contarle siempre la verdad.

b) Afectar a la independencia del Abogado.

c) Prometer la obtención de resultados que no dependan exclusivamente de la actividad del abogado que se publicita.

d) Hacer referencia directa o indirectamente a clientes del propio Abogado que utiliza la publicidad o a asuntos llevados por éste, o a sus éxitos o resultados. Esto probablemente tampoco sea aplicable, por los motivos expuestos.

e) Dirigirse por sí o mediante terceros a víctimas de accidentes o desgracias que carecen de plena y serena libertad para la elección de Abogado por encontrarse en ese momento sufriendo una reciente desgracia personal o colectiva, o a sus herederos o causahabientes. Esto es de lo más rastrero, pero me consta se hace.

f) Establecer comparaciones con otros abogados o con sus actuaciones concretas o afirmaciones infundadas de auto alabanza. No obstante hay que tener en cuenta que la publicidad comparativa, siempre que sea veraz y se refiera a los mismos extremos, está permitida en general, así que esta restricción habría que matizarla.

g) Utilizar los emblemas o símbolos colegiales y aquellos otros que por su similitud pudieran generar confusión, ya que su uso se encuentra reservado únicamente a la publicidad institucional que, en beneficio de la profesión en general, sólo pueden realizar los Colegios, Consejos Autonómicos y el Consejo General de la Abogacía Española.

h) Incitar genérica o concretamente al pleito o conflicto. Esto afecta al derecho a la defensa, así que hay que tener mucho cuidado con lo que se dice.

i) Utilizar medios o expresiones, audiovisuales o escritos que supongan un descrédito, denigración y menosprecio de la Abogacía, de la Justicia y de sus símbolos.

j) No identificar al Abogado o Bufete Colectivo que ofrece sus servicios.

k) Utilizar medios o contenidos contrarios a la dignidad de las personas, de la Abogacía o de la Justicia.

(Las cursivas son mías)

A lo anterior habría que añadir, en el caso de las afirmaciones en bitácoras o Internet en general, las reglas sobre lealtad y respeto al Colegio, los Tribunales y a los demás compañeros.

En fin, este es un post básicamente para abogados. Si han leído hasta aquí y su posición es la de cliente, sepan que ésto es lo primero que deben saber cuando contraten estos servicios.

A propósito de esto, hoy se ha publicado en BOE la Ley 34/2006, de 30 de octubre, sobre el acceso a las profesiones de Abogado y Procurador de los Tribunales, con una entrada en vigor excepcional (cinco años). Sobre esto aún se podría hablar mucho más.

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5 comentarios

  1. Saludos

    ¿Otro caso más de falta de «adaptación» de las normas a los medios? Sobre los sitios web en general, supongo que «depende» (así que no me mojo), según cómo estén construidos podría ser un «anuncio» o una «web empresarial» (si parecen más un anuncio o un «menú» de un restaurante, mostrando lo que se ofrece y poco más).

    Sobre las bitácoras de los sitios, como siempre, depende del fin de la misma, si es acercar el Derecho al ciudadano, o incluso para opinar de Derecho ante cualquiera (muchas veces ante los «iguales»), no veo nada publicitario en ello (otra forma de publicar opiniones y tal), si se usa como una plataforma para «enseñar el trabajo propio en el despacho» y «publicitarlo» (como veo que hacen muchas bitácoras corporativas -fuera del mundo de la abogacía, que conste-) pues sí sería publicidad y tendría que regirse por las normas que configuran la misma ¿no?

    Eso sí, los temas de autorizaciones o avisos previos me parecen excesivos…

    Hasta Luego 😉

  2. Javier Javier

    Los colegios profesionales están para controlar que el ejercicio de la profesión que sea se haga correctamente, con un nivel de calidad y garantías, y para defender nuestros intereses (competencia desleal, intrusismo), así que un cierto control es lógico.

    El tema no está claro y no me parece que se haga un esfuerzo para aclararlo, así que al final hay diferencias entre unos colegios y otros. En algunos se hace la vista gorda con la publicidad y en otros incluso se considera aplicable el Reglamento que rechazó el Tribunal de Defensa de la Competencia.

  3. Comparto la opinión del blog, sea o no publicidad el principio de libre prestación de servicios, la liberalización de la profesión, debe primar.
    Os invito a que conozcáis http://www.unabogado.es , el primer comparador de precios de abogados.

  4. Realmente, cómo en tantas ocasiones, creo que no se trata del medio que se utilice; prensa, internet, un letrero en el portal.. sino el cómo se usa.
    Creo que se ha avanzado bastante y este avance ha sido bueno y necesario; aquella prohibición de cualquier tipo de letrero no hacía más que «cerrar» la posibilidad de que nuevos abogados pudieran darse a conocer en la ciudad.
    Sin embargo, algunos de los puntos que señala del Código deontológico, me consta, al igual que al autor del artículo que no se cumplen.
    Bien es cierto que en la situación de futuro incierto en que se encuentran los Colegios de Abogados, pocas ganas de control les deben quedar.

    • Libre mercado y libertad de honorarios, lo que redundará´éń´beneficio de todos los clientes. El 80 % de los letrados se encuentran anclados en el pasado, usando tecnologíá´»punta» como el fax. Delito alcoholemia

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