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El oficio de pirata

«Nunca o casi nunca se presentaba al pirata como un simple ladrón, embustero, rufián y asalta caminos (en el mar), ya que ello hubiera restado épica a la historia. Había que enaltecer la aventura como forma de vida para sacar a los espectadores de las penas de dos guerras, y de la rutina aburrida de los días en la oficina o el puesto en la trituradora máquina de producción. Y el pirata bueno, el que ganaba pese a cualquiera de los pesares que el destino le enfrentara, era guapo, sonreía de forma espectacular, saltaba de un buque a otro, manejaba con singular donaire la espada, el florete y el cuchillo, nadaba, soportaba el dolor, se restablecía de forma milagrosa de cualquier herida y, por si no bastara con todo ello, además era un estratega en los negocios de la mercadería. De aquellas historias se pasó a las de capa y espada, caballo y trabuco o ballesta, en verdes colores de Robin Hood o de multicolores trenzados de mantas de la serranía de Ronda bajo el nombre de Curro Jiménez. Era igual este pirata de polvorientos caminos que el que asaltaba los galeones de Su Majestad mientras regresaban a la madre patria cargados de oro y joyas. Se quitaba a los ricos lo que les sobraba para dárselo a los pobres de tal suerte que más que ladrones parecían ministros de Hacienda en una de nuestras modernas democracias.

Ese sentimiento, esa sensación, ese espíritu existe en todo aquel que se acerca a un “top manta” o a un vendedor sin licencia para pedirle y comprarle un disco o un video “pirata”. Por más campañas del Ministerio de Cultura que se hagan, y por más anuncios de la Sociedad General de Autores que se pasen por televisión, el consumidor que acepta pagar menos por un producto inferior y muchas veces irreproducible, o al menos de muy baja calidad, sabe que está favoreciendo a una industria “alternativa”, dominada por unas mafias que convierten ese sistema de distribución y venta en un canal de ilegalidades y miserias comparable y similar en muchas circunstancias al que se utiliza para el narcotráfico.»

Raúl Heras, El oficio de pirata, Escritura Pública núm. 38/2006.

El número trae otros artículos sobre propiedad intelectual. Es bueno que entre los Notarios también se difundan estas cuestiones, aunque se confundan conceptos:

«…muchos grupos independientes han decidido no hacer venta tradicional, en disco, y vender sólo en la Red. Están contra el canon que tendrían que pagar a SGAE si fabricaran sus propios cedés para comercializarlos, y están potenciando las licencias Copyleft, una alternativa al control de los derechos de Autor por las Entidades de Gestión. Con el Copyleft, el autor puede fijar directamente el precio que quiere que el consumidor pague por su obra, sin la intervención de terceros…»

(Gracias Miriam)

Publicado enPropiedad Intelectual e Industrial

2 comentarios

  1. Anónimo Anónimo

    ¿Por qué no pones el párrafo más interesante, el que critica la falta de civismo de los que piratean?

    El consumidor quiere ahorrarse unos euros. No busca otra cosa. Es consciente de la ilegalidad y del daño que hace a terceros, pero la falta de una cultura moral desde la escuela depara en el todo vale, sólo es cuestión del precio a pagar. Y si además no se ve al vendedor de CD o vídeos (por no hablar de camisetas, relojes, bolsos, etcétera, etcétera…) como un traficante que atenta contra la vida de muchas personas, poco se puede avanzar socialmente en la persecución y desaparición de esa lacra.

  2. Jorge Jorge

    Hola querido anónimo, tu discurso es demasiado demagógico como para ser creíble, son argumentos de políticos, y a los políticos no les concedo ninguna credibilidad. A estas alturas del juego nadie se cree esos argumentos. Obviamente todo el mundo se quiere ahorrar siempre unos euros, lo contrario sería estúpido, estoy seguro que hasta tú no te comprarías lo mismo en una tienda mas cara si lo has visto mas barato en otra, pero bueno, jamas lo admitirás.

    El argumento del terror, del traficante, de la mafia, etc esta muy visto, no niego que haya casos en los que sea así, pero no se si te has percatado que últimamente todo se justifica con el argumento de «la lucha contra el terrorismo», algo no encaja. Con esto no defiendo el «top manta», antes que comprar algo en una manta me lo «bajo», es más lógico, me he ahorrado unos euros :). Si los artistas que me gustan tuviesen botones (paypal por ejemplo) en sus páginas web para aceptar donaciones que fuesen directamente a ellos y no pasaran a través de «sociedades de gestión» (me parto), editores y chupasangres de diverso calado yo haría donaciones en el caso de que me gustara su música, al igual que voy a conciertos.

    El asunto es que por ejemplo yo utilizo software libre, no pago nada e incluso según tu criterio es legal, pero hace unos meses decidí que era hora de poner la «pasta» (como usuario personal, nada de empresa) donde a mi me apetece y me dediqué a hacer donaciones a los proyectos que apetecía. Me gaste más de lo que cuesta una copia original de windows xp, mucho mas de lo que mucha gente se ha gastado toda su vida en software original, nadie me obligaba a ello, pero me apetecía y me parece un dinero bien aprovechado. El dinero de las sociedades de gestión, de los editores, etc me parece un robo, si yo hago una donación de 5 euros a un grupo estoy seguro de que ganan mucho mas que si les hubiese comprado el disco de 18 euros.

    Ilegalidad, falta de cultura moral, traficante, atenta, lacra, te has dejado prostitución, el resto están todas.

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