Hace un tiempo hablé de Criminalcheck, base de datos de delincuentes sexuales que cierta empresa mantenía para velar por la seguridad de los ciudadanos de EE.UU..
La versión oficial de la misma no ha tardado en llegar: The National Sex Offender Public Registry, que agrupa ficheros de diversos Estados. Todavía no cuenta con tantos datos como la anterior, pero prevé incluir a 500.000 condenados por delitos sexuales, e incluye fotografías.
Las condiciones de uso que obligan a aceptar para poder entrar indican sin tapujos que no garantizan la actualidad, ausencia de errores o exactitud de la información y, conscientes de que esto puede dar lugar a problemas, el Departamento de Justicia excluye toda responsabilidad por los daños que pudieran producirse por su uso.
Esto, combinado con buscadores como ZabaSearch (historial de direcciones de los últimos 20 años, datos de familiares y compañeros de piso, pleitos, información financiera,…) permite localizar a cualquiera.
Me temo, Javier, que la tendencia muy a pesar de los defensores de los derechos a la privacidad es un control más exhaustivo de los datos personales de la gente, y lo que es peor, la exposición pública de los mismos con la bandera de la seguridad como excusa. Esperemos que esta tendencia tenga un recorrido a medio plazo, y que al final impere la lógica y no en «tiro preventivo» (v. Blair) o el «ataque preventivo» (v. Bush).
Como bien dice Miguel – si lo he entendido bien – ésto es la «versión digital» del «primero dispara y luego pregunta»; o el más viejo debate entre seguridad y libertad.