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Copyfight


Este fin de semana estuve en Copyfight en Barcelona. Realmente mereció la pena. Cuando tenga más tiempo comentaré algunas cosas.

Mientras tanto, pueden entretenerse viendo esas y otras muchas fotos que hizo Jorge Nerín.

ACTUALIZACIÓN 20/07/2005 (17:30): Como decía, el encuentro (festival según anunciaban aquí) estuvo muy bien. El sitio muy agradable, buena organización y wi-fi (no me volverán a pillar sin portátil). Ya anuncian la siguiente edición para diciembre, así que no se la pierdan.

Cosas del tráfico, llegamos a mitad de la charla de Cory Doctorow. Debe ser difícil de creer que este escritor se gane la vida a pesar de distribuir gratuitamente sus obras por Internet porque se lo preguntaron tres veces y una duda parecida surgió en una charla posterior, pero el caso es que parece bien alimentado, tiene buen color y sentido del humor, así que es posible. A su charla siguió una exposición de Illegal Art, con algunas de sus imágenes, aunque no tan peleones como la gente de Downhill Battle del día siguiente.

La mañana del sábado la dediqué a pasear por la sala. Los talleres parecían demasiado técnicos para mí y al fondo hablaba el sector universitario (UB, UPC y UOC) sobre Creative Commons y los problemas de acceso al material de investigación. En un evento con proyección nacional, donde algunos ponentes extranjeros se disculparon por no hablar español (pese a lo cual hicieron esfuerzos por responder a las preguntas en nuestro idioma y en traducir las diapositivas) y con la excepción de Bram de Jong (Freesound), que se defendió muy bien en castellano, los universitarios hablaron en catalán. A mí personalmente me da igual, soy catalán de origen y lo hablo sin problemas con amigos y mi familia, pero por cuestiones prácticas y en atención al público quizá no hubiera estado de más hablar en español, que lo entendía todo el mundo sin necesidad de traducción. Pero bueno, ya he dicho otras veces que esto no es una bitácora política, así que dejemos esto.

Total, que como además ya se adivinaba el contenido de la charla, me puse a escuchar el repertorio de música de Burn Station, iniciativa para la distribución de contenidos que funciona sobre software libre. Es una base local de datos que se maneja con un mando de PlayStation, escuchas la música, la seleccionas y grabas un CD, sin problemas ya que los autores han cedido los derechos (bueno, los han «licenciado»). Me hice con uno de ellos y les compré una camiseta.

Por la tarde estaban los platos fuertes. David Bravo estuvo bien, como siempre, tranquilo y simpático, algunas cosas ya las adelanta en su libro o las ha dicho con anterioridad (las 10 mentiras más famosas sobre la piratería), pero merecía la pena.

Después, Lawrence Lessig. Debo reconocer que me gustó mucho, tanto por la forma (estética de videoclip gracias a Keynote, de Apple tenía que ser) como por el fondo. Y lo digo a pesar de que públicamente he criticado las Creative Commons (tanto en esta bitácora como en otras), opiniones que mantengo (animo a que se me lleve la contraria) aún reconociéndoles un innegable valor, especialmente por su objetivo: facilitar a los autores la libre disposición de sus derechos. Pueden leer comentarios sobre su charla aquí y en 20Minutos.

El domingo escuché a Pepe Cervera y cómo el poder de los grandes medios consiguió que el Ayuntamiento de Barcelona creara específicamente una tasa para grabar la actividad de reparto de prensa sin puesto fijo, por la que 20Minutos paga cinco veces más que la actividad más peligrosa de la ciudad: la pirotecnia. Con todo, y pese a las trabas, el modelo de prensa gratuita funciona.

La tarde también estuvo interesante. González Barahona apuntó cómo el espíritu de la comunidad del software libre se ha trasladado a la música y a la literatura, haciendo que muchos autores cedan sus derechos de explotación a cualquiera, y Sánchez Almeida comentó el truquillo para difundir libros clásicos, que en principio están en dominio público pero persisten los derechos de ediciones más recientes, consistente en su escaneo y eliminación de todo formato (y de los comentarios, glosas o notas, añado yo). A ellos siguió el incombustible John Perry Barlow, pionero en la liberalización de la música con Grateful Dead. Fue un placer escucharle hablar de esto refiriéndose a emociones más que a cultura (quizá no toda música sea cultura).

El ciclo terminó con Wikipedia, referente imprescindible y cada vez más amplio, cerrándose lo que ha sido un conjunto de reflexiones en torno a las transformaciones de la propiedad intelectual.

P.D.: Por alguna razón que no alcanzo a comprender (salgo horrible) cierta foto está entre las top 10 más vistas en la web de Jorge. Ya me olía yo que esto no iba a pasar desapercibido. Me han pillado y he sido objeto de mofas y criticado por ello, pero no me negarán que una camiseta con ese logotipo quedaría muy bien.

Publicado enPropiedad Intelectual e Industrial

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